Amigos, Viajes, Desasosiego
Incitado por nuestra «Mesa Revuelta», Colau Dols, buen amigo, ha puesto en marcha su propio cuaderno de apuntes. Pero lo importante es que nos ha prometido colaborar en la incipiente sección catalana de Studiolum. De momento, a juzgar por lo que hemos visto en sus páginas, sus aficiones parecen tan insensatas como las nuestras: su análisis de la afinidad entre Zhuangzi y Fernando Pessoa nos ha interesado en especial, pero también su añoranza del Extremo Oriente. Nos permitimos copiar aquí una cita pessoana de su cuaderno:
¿Que em pot donar la Xina que la meva ànima no m'hagi ja donat? I, si la meva ànima no m'ho pot donar, ¿com m'ho donarà la Xina, si és amb la meva ànima que veuré la Xina, si la veig? Puc anar a cercar riquesa a l'Orient, però no riquesa d'ànima, perquè la riquesa de la meva ànima sóc jo, i jo sóc on sóc, amb Orient o sense. (F. Pessoa, Llibre del Desassossec).
Y aún nos permitimos más: recordar que esta idea tiene una larguísima tradición aparte de la línea de Zhuangzi. Solo apuntamos un paralelo. En los mismos años de Pessoa, un estricto contemporáneo, Konstantino Kavafis, mantiene una relación de amor y odio con su ciudad, Alejandría, que es también una oscura relación consigo mismo:
Te dices: me marcharé
a otra tierra, a otro mar,
a una ciudad mucho más bella de lo que ésta
pudo ser o anhelar...
Esta ciudad donde cada paso aprieta el nudo corredizo,
un corazón en un cuerpo enterrado y polvoriento. [...]
No hay tierra nueva, amigo mío, ni mar nuevo,
la ciudad irá tras de ti,
por las mismas calles errarás interminablemente
los mismos suburbios mentales van de la juventud a la vejez,
y en la misma casa acabarás lleno de canas...
La ciudad es una jaula.
No hay otro lugar, siempre el mismo
puerto terreno, y no hay navío
que te arranque a ti mismo. ¡Ah! ¿No comprendes?
que al arruinar tu vida entera
aquí, la has malogrado
en cualquier parte del mundo?
Id al cuaderno de Colau y seguid leyendo.
¿Que em pot donar la Xina que la meva ànima no m'hagi ja donat? I, si la meva ànima no m'ho pot donar, ¿com m'ho donarà la Xina, si és amb la meva ànima que veuré la Xina, si la veig? Puc anar a cercar riquesa a l'Orient, però no riquesa d'ànima, perquè la riquesa de la meva ànima sóc jo, i jo sóc on sóc, amb Orient o sense. (F. Pessoa, Llibre del Desassossec).
Y aún nos permitimos más: recordar que esta idea tiene una larguísima tradición aparte de la línea de Zhuangzi. Solo apuntamos un paralelo. En los mismos años de Pessoa, un estricto contemporáneo, Konstantino Kavafis, mantiene una relación de amor y odio con su ciudad, Alejandría, que es también una oscura relación consigo mismo:
Te dices: me marcharé
a otra tierra, a otro mar,
a una ciudad mucho más bella de lo que ésta
pudo ser o anhelar...
Esta ciudad donde cada paso aprieta el nudo corredizo,
un corazón en un cuerpo enterrado y polvoriento. [...]
No hay tierra nueva, amigo mío, ni mar nuevo,
la ciudad irá tras de ti,
por las mismas calles errarás interminablemente
los mismos suburbios mentales van de la juventud a la vejez,
y en la misma casa acabarás lleno de canas...
La ciudad es una jaula.
No hay otro lugar, siempre el mismo
puerto terreno, y no hay navío
que te arranque a ti mismo. ¡Ah! ¿No comprendes?
que al arruinar tu vida entera
aquí, la has malogrado
en cualquier parte del mundo?
Id al cuaderno de Colau y seguid leyendo.
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